Reglas del Poker Omaha Hold’em
El Poker Omaha Hold’em es un juego muy similar a la famosa variante de poker Texas Hold’em. De hecho, a primera vista, la única diferencia es que en lugar de dos “cartas propias”, el jugador recibe cuatro “cartas propias” y debiendo obtener la mejor mano con 2 de las “cartas propias” y 3 de las cartas comunitarias que se reparten. Los valores de la mano del Omaha Poker son idénticos a los del Texas.
Para indicar dónde el dealer comienza a repartir, cuando se reparte cada mano, se pasa alrededor de la mesa un elemento llamado “marca”. El jugador justo a la izquierda de la marca es la pequeña ciega y es quien pone la mitad de la apuesta mínima. A su izquierda, está la gran ciega, jugador que coloca la suma total de la apuesta mínima. Esto se realiza para alentar la apuesta en cada mano. Este mismo proceso se efectúa también en el Texas Hold’em.
A los jugadores se les reparten cuatro cartas “propias” cara abajo a cada uno. Sólo ellos pueden ver qué cartas tienen. Es aquí donde está la diferencia con el Texas Hold’em, en el que reciben solamente dos cartas “propias”. Luego, comienzan las apuestas alrededor de la mesa, los jugadores pueden elegir “ir” (igualar la gran ciega), “subir” la gran ciega o “retirarse” (abandonar la mano). Si alguno aumenta la apuesta, los otros que están en la mano tienen que aumentar nuevamente o retirarse.
Una vez que se acaba la primera ronda de apuestas, el dealer reparte las tres cartas comunitarias cara arriba. Estas se llaman el “flop”, no hay diferencia con el Texas Hold’em. Comienza otra ronda de apuestas. Los jugadores pueden pasar (permanecer en el juego sin apostar), apostar, subir o retirarse. Si un jugador apuesta, los siguientes ya no pueden pasar. Si un jugador sube, los siguientes pueden solamente volver a subir o retirarse. En este punto, las decisiones de los jugadores dependen de cuál sea su situación en relación con las cuatro cartas “propias”, que solamente ellos pueden ver, y las tres cartas comunitarias, que están a disposición de todos.
Una vez concluida la apuesta, el dealer repartirá la cuarta carta comunitaria, a ésta se la llama el “turn”. Se lleva a cabo otra ronda de apuestas, con los jugadores revaluando sus posiciones y luego eligiendo si pasar, apostar, ir, retirarse o subir, al igual que en la ronda previa. Es importante aclarar que las acciones de un jugador podrían no depender solamente de cómo se ven sus cartas, sino también de cómo encaran los otros jugadores cada mano. Un jugador podría actuar de manera diferente con un jugador agresivo y con uno más pasivo.
La siguiente fase del juego comienza cuando el dealer reparte el “river”, la quinta y última carta comunitaria, lo que ahora significa que hay un total de nueve cartas en juego por cada jugador: cinco cartas comunitarias y cuatro cartas “propias”, que cada uno posee individualmente. Luego, los jugadores comienzan una ronda final de apuestas basada en las mismas opciones de las rondas anteriores. Una vez finalizada, los jugadores restantes muestran sus manos con la mejor mano ganadora de cinco cartas de las nueve disponibles (armada con 2 de las cartas personales + 3 de las comunitarias).
Es habitual que las manos ganadoras del Poker Omaha Holdem sean más prolíficas que las del Texas, ya que el número de cartas en juego es mayor. Debido a esto, aunque el formato del Poker Omaha está muy asociado al del Texas, cabe destacar que la técnica y el enfoque de ambos juegos son completamente diferentes, porque lo que podría ser considerada una buena mano en el Texas, podría no serlo en el Omaha. Esto altera toda la complejidad del juego.
El atractivo que tiene el Omaha Poker es que es muy similar al Texas, por lo que si juegas al Texas, es muy tentador intentar también jugar Omaha. No es de extrañar que habitualmente lo jueguen aquellos que descubren su amor por el poker a través del Texas. Los dos son muy similares, pero es importante recordar que también tienen sus diferencias.